jueves, agosto 14, 2008

JOHN STEINBACK (1948) – El ómnibus perdido

Hay veces que uno lee una novela de algún norteamericano o europeo y deja una onda impresión de que se tratara de una escrita con alguien de corazón latinoamericano, así sucede con El ómnibus perdido, una de las novela 'secundarias' de premio novel estadounidense John Steinbeck.

La historia es muy sencilla y no trata de nada en particular, es la clase de historia que a cualquiera le podría pasar al viajar en bus por alguna tierra lejana. Todo comienza en Rebel corners, una sitio que esta en algún lugar entre el centro de California y Los Ángeles. Allí Juan Chicoy, mexicano de nacimiento, maneja un viejo bus--Querida--, mientras Alice, su esposa, atiende un pequeño restaurante, ayudado por Norma una camarera obsesionada con Clark Gable. Por azares del destino el bus se averió y los pasajeros debieron esperar la noche en corners, la historia comienza justo al otro día, mientras Juan y su asistente, apodado Barrillos, reparan el bus, y los pasajeros se despiertan y desayunan. Estos son la familia Pritchard, de clase media muy acomodada, que van a vacacionar a México, un veterano de la segunda guerra Ernest Horton, Van Brunt que es un viejo cascarrabias, y luego se les une Camille--que llega ese día--una stripper que ejerce una atracción magnética sobre los hombres. Mientras desayunan comienza a llover fuertemente, por lo que Van Brunt advierte que el río se desbordara. Como Barrillos queda impactado con Camille, Juan le da el día libre para que lo acompañe en el bus, y así mismo Norma renuncia y decide irse con ellos para buscar fortuna en Hollywood. El resto de la novela cuenta lo que sucede en ese viaje a San Juan.

La historia es simple, pero lo más increíble es como Steinbeck desarrolla a cada uno de los personajes, incluso, algunos personajes secundarios son mostrados de una forma impresionante, dándole un realismo tremendo a la historia, a los ambientes y a los personajes. Otra cosa muy buena es como cambia el 'punto de vista' en cada instante, moviéndose fluidamente con cada personaje y dando una instantánea total de lo que pasa en cada momento.

El paraje perdido entre las montañas, en tierras donde la circulación vehicular es minia, el destartalado bus, las carreteras embarradas, las tiendecitas, todo le da un aspecto tan latinoamericano que es maravilloso. De cierta forma la novela me hizo recordar Puente en la selva de B. Traven (alemán). En ambas la acción ocurre en un corto periodo de tiempo (Puente... es una noche), en un lugar muy alejado. Pero Puente... es totalmente contraria: la historia solo tiene un punto de vista, aunque ambas logran esa idea de totalidad de la escena.

Una novela simple, sencilla, pero aún así formidable y con un desarrollo muy profundo. Lo cual me pone a pensar en cuán buena es la obra de Steinbeck como para que esta pieza sea una 'obra secundaria'!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo de "obra secundaria" va por cuenta del que la etiquetó,es tan secundaria como cualquier cuento de Chéjov,una obra maestra.Aunque para ser latinoamericana le falta colorido,cierto ambiente un poco menos opresivo,es un magnífico cuento.