viernes, mayo 01, 2009

ALVARO CEPEDA SAMUDIO - La casa grande

Por allá en los años 50s, surgió en la costa atlántica colombiana un grupo de talentosos artistas, que quizá representan lo mejor de las letras colombianas. El más reconocido, es el ganador del Nobel Gabriel Garcia Marquez, otros autores, como Hector Rojas Erazo no gozan en cambio de la fama que se merecen. Un caso particular es el de Alvaro Cepeda Samudio, quien murió en 1972 a los 46 años, dejando solo una colección de cuentos y una novela (muy muy) corta, La casa grande.

Lo más tremendo de la novela es su inicio, con un dialogo entre unos soldados, que permite introducir el ambiente húmedo costeño y la terrible época de la explotación bananera. Después un poco en la tradición de los otros autores grandes novelistas costeños colombianos de los 50s-70s (Gabriel García Marquez y Hector Rojas Erazo) introduce una casa, dominada por un patriarcado, pero en que los personajes femeninos son muy fuertes. Cepeda es reticente a dar nombres y nos retrata al Padre, la Hermana, y en general conserva toda la onda del anonimato. El final del libro es también un dialogo, si bien no tan fuerte como el inicial, es una gran manera de cerrar la historia.

El motivo y la época es la explotación bananera entre los años 20-40 en la parte oriental de la costa (hoy el departamento de Magdalena), Garcia Marquez es recordado porque narra de forma un poco más lateral y mágica los eventos que sucedieron. Cepeda es más directo, y nos pone directamente sobre los hechos dándonos diferentes y terribles perspectivas de la cruel matanza que desencadeno ese periodo de la colonización del bajo magdalena.

Al mismo tiempo, Cepeda nos lleva con el personaje del Padre, que es como un gamonal, supremo patrón de la región y como maneja con mano dura su hogar, en el que aún así recibe confrontación de sus hijos, unos huyendo de el, otros enfrentadolo. El despotismo, la frialdad y la ausencia de cariño, son a la vez odiadas y comprendidas. El dibujo que Cepeda hace de la familia patriarcal es muy efectivo.

Lo único que no me gusto, es la falta de nombres propios. Creo que esa es la intención de Cepeda, lo que da cierto aire de bruma a la historia, porque es el lector quien debe fabricar los personajes y sus identidades. Aunque es un buen resultado, a veces puede ser un tanto confuso, y el hecho de utilizar 'el padre' en los diálogos, le de mucha artificialidad a algunos de ellos.

Es una lastima que Cepeda no pudo escribir más novelas, aún así su pequeña contribución es un hito tremendo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

pues la verdad es que para entender esta obra necesite del internet porque necesitaba buenos analicis que yo no pude hacer y el de esta persona califica entre los mejores